Hoy es el día internacional contra los trastornos
alimenticios, hay muchísimos trastornos de este tipo y muchas formas de vivirlo,
se tiene la errónea concepción de que aquella persona que está muy delgada y ha
bajado excesivamente de peso es la que está enferma, pero no, hay muchos tipos
diferentes de trastornos y muchas más gente que los sufres. También se tiende a
pensar que lo sufren personas jóvenes cuando no es cierto también hay personas
adultas para las que el momento de comer es toda una pesadilla, también se cree
que son trastornos femeninos pero no es verdad los hombres lo viven también lo
viven, la conclusión de todo esto es que estos trastornos están llenos de prejuicios
que todos lo estamos, los tenemos metidos en el cajón de chica joven
obsesionada con la moda, débil y sin autoestima, y es que es verdad como nos
gusta juzgar. Hoy como es el día internacional creo que es un poco mi
obligación hablar sobre mi propia experiencia porque la solución del problema
está en desmitificarla y dejar de culpabilizar a las que lo sufren.
Tenía 17 años estaba en segundo de bachillerato la primera
vez que le dije a una persona en alto que tenía un problema con la comida, pero
aquello que por primera vez convertí en palabra era algo que se estaba
cocinando desde hacía ya años probablemente desde que me empecé a desarrollar y
con ello a cambiar mi cuerpo.
M desarrollé tarde y en cuestión de seis meses me creció
mucho el pecho, se me ensancharon las caderas
y me empecé a odiar, fue así de simple. Eso con llevo que mi autoestima
quedará por los suelos, no era la suficiente buena para nadie pero lo peor es
que no era lo suficientemente buena para mi, odiaba mi forma de ser e intentaba
fingir que era otra, odiaba mis notas porque no eran perfectas, odiaba mis ojos
porque eran hipermétrope, odiaba mi pelo por qué no era liso y también lo
odiaba porque no era rizado, odiaba mi cara redonda pero sobre todo y por
encima de todo odiaba mi cuerpo, odiaba no tener un cuerpo delgado, miraba a kate moss y quería ser como ella,
nunca estuve gorda jamás pase de una talla 40 y jamás me vi más gorda de lo que
estaba simplemente no quería estar así, pasaron años así en los que cada uno de
mis fracasos eran indiscutiblemente relacionado por mi mente con mi talla hasta
que aquel año de segundo bachillerato en medio de la vorágine que implica el
último año de instituto me fue imposible seguir odiándome y decidí que sino
estaba cómoda con aquello lo que tenía que hacer era intentar cambiarlo.
Primero cambié totalmente de dieta y empecé a comer
verduras, no volví a comer papas fritas, no volví a comer carne y note que
empezaba a adelgazar, me animé y la
gente me animó, la gente me veía y se daba cuenta que estaba más delgada y yo pensaba lo estoy consiguiendo me miraba
al espejo y sí estaba más delgada, me gustaba y estaba más contenta pero a la
vez más triste, lo sé es una incoherencia, es como si en el fondo supiera que a
pesar de lograr mi objetivo estaba jugando con fuego, aún así no cedí en mi
empello bajar kilos a toda costa, ponía las manos en mi cintura y decía pararé
el día que pueda agarrar mi cintura con mis dos manos, entonces decidí que comería
solo una vez al día, tenía la excusa perfecta estaba en un año muy estresante,
cuando no quería cenar decía que era los nervios por el examen siguiente, me
acostaba muy temprano para que nadie se diera cuenta de que no cenaba y a todo
esto se sumo que yo estudiaba en la biblioteca así que empecé a quedarme a
comer cerca de allí, me compraba una coca cola light y bocadillo de pollo
terminaba con un café y esa era la única comida que hacía en el día, me iba al
instituto sin desayunar, no comía en el recreo y hasta las dos y media no
ingería alimentos y aunque creo recordar que solo un o dos días estuve 24 horas
sin comer, la cantidad de alimento que tomaba era ínfima, me creía muy lista
porque pensé que estaba engañando a todos en esa momento tus amigos son los
seres más importante de tu vida y no te das cuenta que cada uno de ellos está
lidiando su propia batalla, sin embargo no engañe a mi familia, lo sabían y
dejaron de ocultármelo, me lo empezaron a decir a la cosa a tomarse a la risa
para que yo no sintiera que me estaban atacando y funcionó, empecé a plantearme
que si que tenía un problema que no era anorexia porque comía pero que estaba
obsesionada con la comida y entonces ocurrió.
He cometido muchas estupideces a lo largo de mi vida, probablemente
no haber acudido a mis padres fue la mayor, al final y aunque volví a comer,
seguí obsesionada y tenía el autoestima tan fuertemente herido que no conseguía
sostenerlo en pie, eso y muchas otras circunstancias que rodearon aquellos años
hicieron que dos años después entrará en depresión, me dio ansiedad y agorafobia
y entonces sí que tuve que pedir auxilio, fui a terapia durante un tiempo y eso
fue la que consiguió que saliera de todo aquello, así que si como yo cuando estás
leyendo sientes que tienes un problema con la comida pide ayuda.
Bueno este es mi primer post de los que voy a escribir por
el día internacional de los trastornos alimenticios. Ya sabéis que me podéis
seguir por snapchat y por instagram donde estoy como @paulinacostal.
Pau.